“Joy” cuenta una historia real. Al menos eso dice, y en
cierta forma (¿en la medida de lo posible?) cumple con contarnos la historia de
una mujer que logró darle una vuelta al destino trágico que la acompañó durante
varios años de su vida. No me voy a detener en este punto de lo que es real y
lo que es ficción por dos razones: No conozco la historia de Joy Mangano
–aunque muchos de sus productos aun deben aparecer por canales de compras por
TV- y tampoco le suma o resta a las
cualidades de una película que no presenta las características más evidentes de
un film biográfico y que por otro lado, se deja llevar por un canal de formulas
probadas.
La película nos introduce a través de un narrador en off en
la vida de Joy, una pequeña con mucha imaginación y la capacidad de inventar
cosas. Su abuela es la narradora y por una extraña razón cree que Joy está
destinada a lograr cosas grandes en la vida, a pesar de que cuando pasan los
años, Joy ya es una joven madre de dos hijos y no ha logrado nada bueno,
viviendo encerrada junto a una familia mediocre, disfuncional hasta el punto en
que sentimos vergüenza por estos personajes, en especial el protagonizado por
Robert De Niro.
Sin embargo Joy tiene una nueva idea para ganar dinero con
un invento: un limpiador de piso con cabeza giratoria y removible, con tanto
algodón que es capaz de absorber toda el agua de un baño o cocina. Con esa idea en la cabeza, comienza la
aventura de conseguir el dinero, producir los limpiadores y venderlos. Y ahí
vienen los inevitables problemas que debe sobrellevar una emprendedora.
Una de las cosas que tiene el director David O. Russell es
el uso de cámara en mano y en constante movimiento para dar una sensación de
realidad que, en opinión de este ser humano, hace rato dejó de cumplir tal
objetivo. Dejando aparte ese truco y solo analizando la cosa estética, la
película funciona bastante bien. El montaje funciona. Todo en mi visionado
funcionó desde el punto de vista técnico, lo menos que se puede esperar de una
película como esta. La película The Fighter y Silver Lining Playbook tambien
cuentan la historia de familias disfuncionales de la llamada “clase media”. Pero
en cuanto esas dos presentaban personajes además de los protagonistas con los
cuales podían sentir cierta empatía, aquí la dosis de cinismo es demasiado
alta, se le pasó la mano y salvo dos excepciones los personajes son terribles,
malvados, aprovechadores, ruines, en definitiva malos con nuestra protagonista.
Es como si se buscara castigar a esta supuesta clase media americana,
verdaderos parásitos de los genios que buscan emprender como es el caso de Joy,
cuya familia apenas le apoya.
Sería bueno entonces detenerse a pensar en la protagonista,
Joy, interpretada de forma correcta por Jennifer Lawrence. Su historia y su
film se enmarcan en la larga lista de películas tan norteamericanas sobre
personas comunes por fuera pero con un gran talento/corazón/fuerza/convicción
–añadan sus cualidades- dentro de sí, que los lleva a superar los obstáculos. A
falta de héroes griegos luchando contra el Kraken o el Minotauro, tenemos a
estos individuos que se enfrentan a las circunstancias y no aceptan que nadie
les diga que no pueden lograr algo, porque aquellos que te dicen que no puedes,
es porque ellos mismos no pueden, punto. Teniendo éxito en el capitalismo los
problemas muchas veces se resuelven. Así es como Joy va logrando poco a poco
comprender el mundo de los negocios, mientras nosotros poco a poco vamos
sintiendo emoción por las cosas buenas o malas que le van ocurriendo. Pero la
repetición una y otra vez, sumado a la falta de empatía por los personajes, nos
lleva a cansarnos.
La película no es mala y tiene varias cosas a su favor como el clímax, que tiene algo de western, pero
un western financiero. Una mujer contra un cowboy de California.
El resto de los personajes y tramas son:
Robert De Niro interpreta al padre de Joy, un sujeto
desagradable y abusivo pero con ciertos rasgos de humanidad.
La madre de Joy es una mujer que ve telenovelas todo el día.
La hermanastra de Joy la envidia y desprecia, nunca sabemos
bien porque, bastando quizás el hecho de que sean hermanastras.
El ex esposo de Joy es un cantante de bares, pero con buen
corazón.
La mejor amiga, apenas sabemos algo de ella, pero es
afroamericana y es muy buena.
¿Bradley Cooper? ¿Está Bradley Cooper en está película? Si, y no tiene ninguna importancia mayor.
De los hijos de Joy solo tenemos contacto como espectadores
con la hija. Porque esta quizás es una película que busca la aprobación
femenina, busca ese target desde un principio cuando en los créditos de
apertura dice que es una historia inspirada en todas las mujeres fuertes.
El hecho de que esté narrado por la abuela, quizás tenga un
sentido arquetípico. Desconozco. No tiene mayor trascendencia para nosotros
como espectadores, funcionaria perfecto sin voz en off.
Para cerrar, Joy es una película que adolece de una falta de
personajes que nos sean agradables, castigando demasiado a nuestra
protagonista, en muchos momentos de forma injustificada, quizás solo para
recordarnos que esto es una película y no una historia real, como si hiciera falta.