Acabo de terminar de ver Sully (esto comencé a escribirlo de inmediato luego de ver la película, pero hace una semana) la ultima película dirigida por Clint Eastwood. Una película honesta, con buenos actores, buenos diálogos y una excelente fotografía. Sully es una película que devuelve la confianza en el cine del viejo Clint.
Quienes me
conocen saben que he visto todas las películas dirigidas por Clint, y soy un
admirador de su cine. Sin embargo, como cualquier ser humano, hay puntos bajos
y puntos más bajos. Hace algunos años sus películas acarreaban problemas, no
había consenso entre la critica y el público, sus historias se perdían en
grandilocuencias o en su estilo de dirección-producción que muchas veces
restaba más que sumaba. Vi J. Edgar y la disfruté aunque sabía que habían
muchas cosas malas. También vi The Jersey Boys y lo cierto es que casi no la
recuerdo, excepto algunos diálogos, más cercanos al final. Pero ahora con Sully
ha vuelto a ponerse en primera fila, con una historia sencilla, real pero bien
adaptada a un formato de manipulación como es el cine. Esta vendría
siendo la novena película de Clint basada en hechos reales, o algo así, en una
filmografía de más de 30 películas. También vendría siendo la tercera película
en hablar de pilotos, eso incluye Firefox y Space Cowboys.
Pero bueno,
hagamos las cosas bien, ¿de qué se trata la película? El capitán Chesley
Sullenberger está piloteando su avión de lo más bien hasta que un ataque de
aves (gansos según dicen por ahí) causa una avería importante en sus dos
motores, por lo cual no le queda mas remedio que aterrizar en el rio Hudson, en
medio de la ciudad de Nueva York. Pero, esta situación que es considerada un
milagro por la prensa y por quienes vivieron el incidente (los tripulantes del
avión) no parece convencer a la agencia de seguridad de transporte, quienes van
con todo contra Sully y el copiloto interpretado de forma correcta por Aaron
Eckhart. ¿Fue la mejor decisión descender en el rio? ¿De verdad no hubo manera
de llegar hasta las pistas de los otros aeropuertos?
Todas estas
preguntas se van repitiendo en la cinta de distintas maneras y los espectadores pueden quedarse con
distintas versiones hasta que, al final, solo una versión se muestre como la
correcta, pues no se puede manipular lo evidente. El capitán Sully se encargó
de asegurarse que ningún pasajero se le quedará atrás, pues si una sola persona
fallecía en esta operación, todo se iría a las pailas, como decimos en Chile. Así
fueron los hechos y la película se encarga de recrear muy bien la situación. Es
difícil dramatizar la realidad de algo
que pasó hace muchos años, pero en este caso, la historia es tan fresca y los
personajes están tan vivos, que es aún más complejo suponiendo que se busca
hacerles cierta justicia. El guion está basado en el libro escrito por el
piloto Chesley Sullenberger y esto ocurrió hace apenas 7 años, por lo cual es
aún más complejo responder a la realidad, tanto del piloto como del contexto.
El año 2001 dos aviones se estrellaron contra las torres gemelas, levantando
una nueva era de caos y terror. Lo que viene a continuación no tiene nada que
ver con eso, el Capitan Sully es un hombre casado, un buen ciudadano y además
responsable. Su situación es digna de muchas películas de Eastwood y a la vez
de ninguna. ¿Por qué digo esto? Pues porque a diferencia de Walt Kowalski, del
mayor Mitchell Gant (el traumatizado piloto de jets de combate de la película
Firefox) del sargento Tom Highway, incluso de Mandela en su versión fílmica
(quien entendemos tiene problemas familiares importantes) El capitán Sully es
un hombre que solo quiere hacer bien su trabajo, sin hacer daño a nadie en
particular en el camino, sin ser un misántropo ni un golpeado por la vida.
Clint Eastwood no
escribe los guiones de sus películas, a lo más reescribe o agrega algunas
escenas sin pedir el crédito por ello. Lo cierto es que es un artesano
responsable de los guiones que le entregan, no haciendo mayores cambios, no
improvisando demasiado aunque tampoco sobrecargando de ideología sus encuadres,
las actuaciones de sus actores, prefiriendo siempre las primeras tomas,
actuando con el instinto y la economía de medios para, año a año producir una
nueva película. Lo que si hace Clint Eastwood desde hace algunos años, es
elegir el mismo las historias que quiere contar, leer y escoger los guiones que
más le agradan, en este caso, tiene sentido ver American Sniper y Sully como
las dos caras de un país poderoso, implacable, pero también con sus héroes del
día a día, personas que no esperaban el reconocimiento ni lo buscaban, pero
allí están, destacándose en lo que hacen bien.
Sully es una
película bien filmada, que se aleja un poco de los clásicos y extremos
claroscuros de la fotografía de las películas de Clint. Tom Stern, el director
de fotografía, logra impresionar con sus planos contemplativos, de hecho cuando
comienza la película y el protagonista tiene una terrible pesadilla, este
despierta y se levanta de la cama, iluminándose solo los ojos, en un estado
febril. También las escenas del accidente logran poner los pelos de punta por
su realismo, y es que cualquier disturbio en una avión es inmediatamente señal
de peligro, más aun un aterrizaje forzoso en medio del agua.
Una de las
mejores películas que he visto en el último tiempo y una que al fin devuelve
cierta dignidad a la filmografía de Eastwood, a pesar de que muchos alabaron la
realización de American Sniper, es una película que no me pareció tan
impactante aunque tuviera sus momentos. Sully por otro lado, la volvería a ver,
pronto.