miércoles, 30 de marzo de 2011

Robocop: Hombre y Maquina


Concentrarse en hablar de simplemente uno de los mejores personajes de la ciencia ficción, es realmente complejo cuando las ideas corren más rápido que –ironías aparte- Herbie en la película con Lindsay Lohan, eso si que es velocidad (wiiiiiiiiiiiiiiihhhhaaaaa)

Robocop: Parte Hombre-Parte Maquina es también un elemento complejo. Una película realizada allá por finales de los 80, una época muy marcada por la presencia de lo que seria la sociedad contemporánea. Muy atrás quedaba el Mayo del 68, por ejemplo. Y más nos adentrábamos en el postmodernismo y todas esas malas cuestiones que se viven ahora: Una mentalidad cortoplacista, se derrumban las ideologías, pérdida de la masculinidad como valor, actitud y estilo de vida, y eso se aplica también al cine.

No es extraño que Robocop este casi en el olvido por grandes masas consumidoras de cine demasiado influenciadas por cosas intelectualoides, masturbaciones mentales y películas francesas con ese estilo pretencioso y alternativo de “Amélie”. Con todo eso yo quiero defender una película que es de mis favoritas y además analizarla del punto de vista ideológico que seguramente su director quería tocar pero que  para algunos mirones de fin de semana, se pierda entre tanta sangre y efecto especial.



Robocop es la culminación de un proyecto de una empresa que busca reemplazar a la policía de Detroit por una maquina, pero como la maquina por si sola no funciona, uno de los ejecutivos pensó que seria mejor tomar a un buen policía medio muerto y ponerle un cuerpo de robot. Hasta ahí la cosa esta bien clara. Los agentes de la OCP (nombre de la mencionada empresa) celebran, toman champaña; su nuevo juguete estaba listo para salir a las calles a barres “indeseables”. ¿Cuál era el problema con la policía de carne y hueso? Aparte de que ya no daban abasto con esta ciudad apocalíptica, hace rato que se tuvieron que vender a las grandes corporaciones para mantenerles como guardias de su riqueza. Pero ahora que eran policías privados de una empresa, como cualquier trabajador tenían su voluntad de hacer huelga. Para evitarse las molestias, mejor confiarse en las maquinas.

Esta visión medio fascista de las cosas (y es que en la película Robocop se encarga siempre de criminales tipo ladrones, violadores, etc., pero nunca tiene que hacer esas cosas que hace la policía yanqui o la que sea en casos reales: allanar casas de inmigrantes ilegales, golpear a los manifestantes, cosas de ese estilo) es la que se hace patente cuando a Robocop le suprimen su personalidad, su pasado queda en el olvido, ya no es un agente de policía, es una maquina de “lucha contra el crimen”. Pierde a su esposa e hijo.

Sin embargo y aquí viene la gran vuelta de tuerca de la película: La humanidad se contrapone a las maquinas y las vence. Su conciencia de ser humano, es capaz de tomar decisiones por si mismo. Ya no es solamente una maquina que dispara y asesina criminales, es también un humano-maquina que dispara y asesina criminales. Puede diferenciar las órdenes que en verdad importan. Tiene una opinión moral frente a las cosas. Eso es lo realmente valorable de Robocop como película. No es su aporte a la cinematografía, ya que es un film redondo y clásico, pero si en su búsqueda de algo más que disparos y autos modernos para la época.  

En una escena Murphy (el verdadero nombre del policía que ahora es Robocop) se quita ese casco que omitía sus ojos y no se lo vuelve a poner. Algunos dicen por ahí que los ojos son la ventana del alma y todo eso,  bueno eso es harina de otro costal, vale la pena mencionarlo. Ahora que tiene conciencia puede “ver”con su verdadero rostro. Es casi como cuando Darth Vader le dice a Luke que le quite la mascara.


Robocop, en principio siendo una maquina del fascismo y el capitalismo, se rebela, retoma su humanidad y se opone a la maquinización del hombre. Esto queda plasmado para la posteridad en su ultimo dialogo con el Jefe de OCP, luego de que le salvo la vida al viejo.

EL VIEJO
 ¿Cómo te llamas hijo?

ROBOCOP
 Murphy

La historia habría sido muy distinta si en vez de decir su nombre como ser humano, hubiese simplemente aceptado que ahora se le conoce como “Robocop” y ese final seria terriblemente chulo, casi como un Terminator o un Judge Dredd cualquiera. Pero no, Alex J. Murphy, representa la humanidad que pese a tanta tecnología, que a veces parezca parte de nosotros mismos y nos consuma (en serio hay gente que vive en facebook por poner un ejemplo) siempre tendremos nuestro rincón en que somos nosotros mismos y estamos vivos.

¿Qué bonito no?